De un tiempo a esta parte venimos comentando cada vez más de cerca y con más detalle la importancia que adquiere la incorporación de la Inteligencia Artificial en el sector financiero. No hablamos solo de mayores capacidades de cálculo o de procesos que logren una mayor eficiencia operativa. La irrupción de la IA supone una redefinición por completo de la relación con el cliente, una auténtica reestructuración del paradigma de la Experiencia de Cliente (CX, por sus siglas en inglés) de este sector tan estratégico para los próximos años.
Ligado a esa implantación, las posibilidades de la banca conversacional cobran cada vez más relevancia, especialmente en un contexto de economía touchless como el que la pandemia nos empuja a adoptar. No hay duda sobre el enorme potencial y las posibilidades de la banca conversacional y la IA. Esto es algo que rara vez se discute, pero lo más importante de las crecientes opciones en el sector es que de su integración adecuada depende el futuro de las entidades financieras.
La IA puede dar lugar a un cliente más realizado y por tanto un futuro más prometedor, pero también puede conducir a trampas mortalmente peligrosas para las entidades que no sepan adaptarse a los nuevos escenarios. En el cambio de paradigma de mano de la IA, se trata de garantizar que la hiperpersonalización de la banca no se vea comprometida por la falta de experiencia de los proveedores. Ya se trate de experiencia en IA, de una base tecnológica incapaz, o del desconocimiento del negocio ‘core’: la banca de clientes.
A partir de un completo post en Finextra sobre estos asuntos, hemos querido rescatar algunos de los datos más relevantes, y presentarlos a nuestros lectores en el formato que consideramos más adecuado para obtener la máxima información de un vistazo: la infografía. Así viene la imparable Inteligencia Artificial para el entorno bancario.
