No nos cansamos nunca de echar un vistazo a la información disponible sobre la actividad crediticia, dado que aporta tendencias y descubre claves presentes en los diversos mercados en los que operamos. Conocer mejor el mercado crediticio es una garantía para ofrecer soluciones financieras más personalizadas, flexibles, inclusivas y con un enfoque sostenible e integral.
Una de las páginas más relevantes en ese sentido es la del Banco de la Reserva Federal de Nueva York sobre el Índice de Salud Financiera de los Hogares (HHDC, por sus siglas en inglés). El HHDC es una medida de la salud financiera de los hogares estadounidenses, clave para entender las capacidades de refinanciación y estrategias de las entidades financieras en dicho contexto. Este índice se basa en una encuesta a los hogares que pregunta sobre sus ingresos, gastos, activos y deudas.
El comportamiento de los hogares estadounidenses, y más en concreto el de los neoyorquinos, no cabe ser aplicado a otros mercados internacionales por diferencias en cuanto a políticas económicas, cultura monetaria y educación financiera de otras sociedades del globo. Pero analizar las posibles recetas que pueden ser aplicadas a este contexto sirve para comprobar hasta qué punto soluciones como las de GDS Modellica son escalables, independientemente de las particularidades regionales de cada mercado.
Con patrimonio, ma non troppo
En
el informe más reciente del HHDC, con datos consolidados del año 2022, se encuentran hallazgos que dibujan una mejora de la salud financiera de los hogares neoyorquinos en los últimos años. No obstante, también existen numerosos casos de “estrés” financiero en el seno de millones de familias. Hay que tener en cuenta que los hogares en Nueva York no son, de media, tan boyantes como los hogares estadounidenses en general. Según la misma fuente (Banco de la Reserva Federal de Nueva York), el patrimonio neto medio de los hogares en NYC era de $1.1 millones en 2022.
Esta cifra sí es más alta que la del promedio nacional, pero aún así es más baja que la de algunas otras ciudades importantes, como San Francisco y Boston. Entre las razones de este contraste, encontramos que el coste de la vida en torno a Manhattan es notablemente más elevado, y también la existencia de muchos hogares de bajos ingresos, mayoritariamente con población que por sus características tiene menos posibilidades de progresar en la escala económica y social.
El crecimiento patrimonial, en todo caso, es notable. Pero el volumen de deuda acumulada por los hogares neoyorquinos es algo a lo que cabe prestar especial atención. Desde el primer trimestre de 2014 la deuda hipotecaria no ha dejado de crecer y es hoy un 50% más elevada que la de entonces, y además acelerándose desde el año 2020. Puesto en datos, los neoyorquinos debían al inicio de este año 12,38 billones de dólares. El crecimiento de la deuda de los hogares no hipotecaria es aún más llamativo: un 63,6% desde el valor de 2,77 billones de dólares hace nueve años, a los 4,66 billones al inicio de 2023.