Hitos que no existirían sin una actividad crediticia saneada

A lo largo de la historia, la actividad crediticia ha sido el hilo conductor que ha unido las aspiraciones humanas con los logros monumentales. Desde que el ser humano dejó su huella documentada en la historia, el crédito ha sido el catalizador que ha permitido transformar ideas audaces en realidades tangibles. La travesía desde la Prehistoria hasta las sociedades contemporáneas revela cómo el crédito ha estado entrelazado con el progreso humano, habilitando proezas asombrosas que han dejado una marca indeleble en el devenir de la humanidad.

Podemos remontarnos a hace la friolera de 4.000 años, en el corazón de la antigua Mesopotamia. Allí el crédito ya desempeñaba un papel central, incentivado por el surgimiento de las primeras ciudades-estado, en las que el intercambio de bienes y servicios requería un plus de confianza. Gracias al sistema de préstamos, los agricultores podían invertir en sus cosechas y devolver los productos una vez recolectados.

Si avanzamos hasta el siglo VII antes de Cristo, nos encontramos con el papel crucial de la financiación en la puesta en marcha de la Gran Muralla China. Mientras se trazaban sus cimientos, el concurso de esfuerzos comunitarios, y el apoyo de nobles y comerciantes, fueron los elementos que permitieron alumbrar lo que hoy es un testimonio duradero de cómo el crédito puede unir a las personas en torno a un objetivo compartido.

Hay incontables hitos a lo largo de la Revolución Industrial, que desde finales del siglo XVIII alentaron el surgimiento de fábricas por doquier, así como la necesidad de capital para transformar la industria. Uno de esos hitos es, además, un contrapeso en la “leyenda negra” del capitalismo de aquella época: la financiación de la fábrica de New Lanark, en Escocia, pues se convirtió en un faro de esperanza, en el que las inversiones permitieron mejorar las condiciones laborales y la vida de los trabajadores.

Pequeño y peculiar homenaje

De hitos va precisamente la infografía que acompaña estas líneas, como un pequeño y peculiar homenaje por nuestra parte a quienes a lo largo de la Historia han decidido jugarse su pequeño o gran capital en esfuerzos incontestables, sin los cuales hoy no existirían infraestructuras cruciales para nuestra forma de entender el mundo. Aportaciones arriesgadas y valientes que dieron lugar a realidades en beneficio de toda la sociedad. Son solo cuatro ejemplos, pero son cuatro ejemplos significativos: el ferrocarril Liverpool-Manchester, el Canal de Suez, el Puente de Brooklyn, y el cable telegráfico transatlántico del Canal de la Mancha.

Así llegamos hasta nuestros días, en los que la tecnología ha tejido un tapiz aún más intrincado en la actividad crediticia. El análisis de datos de alta velocidad permite una originación más precisa, mientras que los sistemas avanzados de seguridad ayudan a detectar el fraude. Los procesos de recobro, ahora agilizados por plataformas digitales, garantizan la continuidad del flujo financiero.

La historia revela que el crédito, esa piedra angular en la construcción de las sociedades contemporáneas, requiere un enfoque integral. Como los hilos vitales que sostenían esos proyectos monumentales, la persecución del fraude, la actividad de recobros y los procesos de originación son los cimientos que permiten la edificación continua de nuestras aspiraciones colectivas. En cada préstamo, en cada inversión, en cada avance, la tecnología se convierte en la aguja que entreteje el lienzo de la historia, cosiendo juntos los sueños y las realidades, y creando una sociedad que nunca deja de evolucionar.